La Pedriza del Manzanares

Vigilada desde las alturas por un gigante llamado “El Yelmo”, descubrir la Pedriza con niños es sin duda una de las mejores aventuras para realizar en familia en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. Un interminable mar de piedras que el agua y el paso del tiempo han ido moldeando pacientemente durante milenios para crear un mundo de formas sorprendentes que harán volar la imaginación de grandes y pequeños. Tortugas, focas y hasta una momia, nos esperan en un entorno único que ofrece al caminante multitud de opciones, incluidas en nuestra guía de «Rutas con niños en Guadarrama y Gredos».

A partir de
3-4 años

Dificultad
Fácil

Distancia
>4 km

Desnivel
>60 m

Recorrido
Lineal

Altitud máx.
1.200 m

Cómo llegar

Al llegar a Manzanares El Real tomaremos la Av. de la Pedriza hasta el aparcamiento de El Tranco, donde se inicia la ruta. En fechas con mayor afluencia es recomendable aparcar en el pueblo. Desde Manzanares El Real parten también los autobuses que enlazan con el área de Cantocochino los fines de semana.

Descripción

• Garganta de la Camorza (4 km, 60+)

Con inicio en el Aparcamiento de El Tranco, al norte de Manzanares El Real, comenzaremos nuestro recorrido siguiendo las marcas blancas y amarillas del PR-M1 a través de la Garganta de la Camorza. Junto a las aguas de un joven Río Manzanares avanzaremos cómodamente por un camino que, poco a poco, irá estrechándose hasta convertirse en una senda parcialmente enlosada, desde la que puntualmente podremos acercarnos a las bellas pozas que el río crea en este tramo. Sauces, chopos y fresnos dominan la vegetación de ribera, separando el pinar que en la orilla contraria cubre las laderas del Alto de la Camorza, del caos de rocas de La Pedriza Anterior. Al alcanzar una lancha rocosa continuaremos por la senda que se aleja momentáneamente del cauce, que en este tramo discurre encajado entre moles de granito y donde, con suerte, podremos encontrar cabras montesas en lo alto de los riscos.

Entre arbustos de jara, cantueso y otras plantas silvestres, alcanzaremos el quiosco de La Foca, que recibe su nombre de la pequeña roca con la forma de este animal que divisaremos en la mole rocosa situada en la orilla opuesta. Obviando un puente que cruza al otro lado del río (por el que opcionalmente también podremos llegar a Cantocochino siguiendo una cómoda pista forestal), continuaremos la marcha unos pocos metros más junto a las aguas del Manzanares. Después comenzaremos a remontar sin dificultad la ribera del Arroyo de la Majadilla, junto a la que encontraremos, tras cruzar el arroyo con ayuda de un puente y atravesar una agradable pradera, la popular Área Recreativa de Cantocochino; una zona accesible tanto en vehículo particular como en autobús desde Manzanares El Real.

El agradable paseo hasta Cantocochino marca el final del primer tramo de la excursión y nos invita a hacer un alto en el camino antes de, si lo deseamos, continuar adentrándonos en la Pedriza o, si vamos con niños más pequeños, acercarnos a la Pradera de El Cerdito o simplemente relajarnos y jugar antes de emprender el camino de vuelta.

• Refugio Giner de los Ríos (4,5 km, 175+)

Con el Área Recreativa de Cantocochino como punto de partida nos dirigiremos, tras cruzar por un puente las aguas del Manzanares, a la cercana zona de Los Barracones, donde nos incorporaremos al sendero PR-2, popularmente conocido como La Autopista. Con las aguas del Arroyo de la Majadilla a nuestra derecha y a través de un bello pinar, comenzaremos a ganar altura de forma moderada, obteniendo vistas sobre la Peña Sirio y sus características acanaladuras. Al pasar una gran roca conocida como El Tiburón, daremos con una senda que desciende hasta la Charca Kindelán; un pequeño remanso de agua que debe su nombre a los hermanos Kindelán: reconocidos montañeros que, a principios del s.XX, fueron pioneros en la exploración de La Pedriza.

Tras este refrescante receso, y de vuelta a La Autopista, continuaremos ascendiendo entre el granito hasta alcanzar un mirador natural desde el que podremos disfrutar del espectáculo único de La Pedriza. Bolos, piedras caballeras o lanchares conforman un reino de granito formado hace miles de años al enfriarse lentamente el magma. Un singular paisaje que la erosión ha moldeado creando una curiosa morfología en la que con un poco de imaginación descubriremos formas sorprendentes. Tras obviar la senda que a la izquierda se dirige al «Collado del Cabrón», giraremos a la derecha y tras cruzar el arroyo llegaremos al Llano del Peluca; un lugar ideal para jugar con los niños.

Nuestro objetivo se encuentra ya a la vista y, tras pasar junto a una característica roca conocida como La Momia y la Fuente de Pedro Acuña, alcanzaremos el Refugio Giner de los Ríos. Las vistas del enorme berrocal, con El Yelmo, El Pájaro y las Torres de la Pedriza destacadas del resto, son la mejor recompensa al recorrido por La Pedriza. Merece la pena completar la ruta con la visita al gran bolo de El Tolmo, situado a 600 m del refugio, o incluso, continuar 2 km más hasta el Collado de la Dehesilla para disfrutar de La Pedriza en toda su magnitud.

Los más aventureros pueden emprender desde el llano del Peluca el camino de vuelta por la vertiente contraria del arroyo, en un recorrido algo menos transitado e intrincado que, ya sin la protección del pinar, nos permite tener una visión distinta de La Pedriza y descubrir nuevas formaciones rocosas como La Familia o El Cerdito.

• El Elefantito de la Pedriza (6 km, 475+)

Siguiendo desde el aparcamiento de El Tranco las marcas blancas y amarillas del PR-M1 a través de un laberinto de roca hasta enlazar la Gran Cañada, y siempre bajo la imponente e icónica silueta del domo granítico de El Yelmo, se llega, trepando entre bolos, a El Elefantito, un singular berrueco que conforma una de las imágenes más queridas y sugerentes de La Pedriza.

Mapa de la Pedriza del Manzanares

Nota: Las edades propuestas en cada ruta están basadas en la distancia, el desnivel y la dificultad (baja, media o alta) que el terreno tiene para un niño. La capacidad psicomotriz puede variar notablemente de un niño a otro, por lo que hay que entender estas recomendaciones como una referencia. Serán las capacidades de cada niño las que marquen en último lugar la idoneidad de una ruta.

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