Excursión con niños a la senda fluvial del río Nansa

Desde las cumbres de Peña Labra hasta su desembocadura en el estuario de la ría de Tina Menor, el río Nansa se desliza entre encantadoras aldeas y espectaculares bosques de ribera, creando a su paso un paisaje de gran biodiversidad. Un camino, incluido en nuestra guía de «Rutas con niños en los Picos de Europa», perfectamente acondicionado nos permitirá recorrer el tramo más interesante del río, donde entre pescadores y peregrinos descubriremos la sorprendente y variada fauna del río Nansa.

Cómo llegar

Desde Pesués, fácilmente accesible desde la autopista A-8, tomaremos la carretera CA-181 que recorreremos durante 2 km hasta llegar a Muñorrodero. Una vez cruzado el pueblo, a unos 400 m, encontraremos a mano derecha un desvío señalizado que al poco llega al cementerio, punto de inicio de la ruta.

Descripción

Nuestra ruta comienza junto al cementerio de Muñorrodero, desde donde siguiendo las indicaciones accederemos fácilmente a la Senda fluvial del Nansa. Con las aguas del río en todo momento a nuestra derecha poco a poco nos iremos sumergiendo en un magnífico bosque de ribera. Sin apenas desnivel avanzaremos por una agradable senda hasta alcanzar una zona rocosa junto a un meandro del río que, con  la ayuda de una divertida sucesión de pasarelas, puentes y escaleras, superaremos con facilidad. De nuevo cerca del río, continuaremos por un amplio camino que entre fresnos, alisos y sauces nos invita puntualmente a acercarnos a la orilla del Río Nansa, donde los más pequeños podrán jugar con los guijarros y descubrir truchas, cangrejos de río o salmones, el pez más grande de cuantos podemos encontrar en los ríos del Cantábrico. Incluso con algo de fortuna podremos ver a las escurridizas nutrias, un excelente indicador de la calidad de las aguas de este río.

Tras superar una barrera encontraremos un gran árbol caído y a continuación una nueva pasarela a partir de la cual el camino se estrecha. A la belleza del entorno se le une la historia, ya que seguimos en todo momento la misma senda que el Camino Lebaniego, la ruta de peregrinación que discurre entre San Vicente de la Barquera y el Monasterio de Santo Toribio de Liébana, en donde según la tradición descasan los restos del santo y la reliquia de Lignum Crucis.

Avanzando entre un vallado y la vera del río, pronto llegaremos a un desvío señalizado que nos permite escoger entre el camino principal, que se separa unos pocos metros del río, y la Variante de aguas bajas, accesible en época estival. Ambas variantes se unen apenas 400 m más adelante.

Sin pérdida posible continuaremos por la agradable senda que puntualmente pasa junto a una pista forestal para a continuación proseguir avanzando entre la orilla del río y el vallado de una extensa llanura dedicada al cultivo en invernaderos. De nuevo por un camino más ancho ganaremos un poco de altura respecto al río hasta llegar a un pequeño refugio para pescadores. Tan solo unos metros más adelante descubriremos un primitivo teleférico que permite cambiar a la orilla contraria del río. Señales que nos recuerdan el uso original de estas antiguas sendas y caminos por pescadores y cazadores.

Nos encontramos ya cerca del final. De nuevo junto al río que, como si de un gran espejo se tratase, va reflejando la vegetación de la orilla contraria, continuaremos nuestro agradable paseo por un entorno excepcional en el que podemos descubrir insectos tan peculiares como el caballito del diablo, la mariposa doncella de ondas o el ciervo volante, uno de los escarabajos más grandes del mundo.

Con la ayuda de unas nuevas pasarelas de madera comenzaremos a recorrer un pronunciado meandro encañonado y colonizado por encinas hasta alcanzar finalmente la Cueva del Rejo. Con precaución y una linterna, podremos internarnos en la pequeña gruta y descubrir los cientos de roedores alados amigos de la oscuridad que la habitan. Una peculiar experiencia que marca el final de nuestro recorrido por el Nansa antes de emprender el camino de vuelta a Muñorrodero, donde podemos poner la guinda a la excursión en su estupenda área recreativa con juegos infantiles.

Opcionalmente, y si disponemos de un segundo vehículo, podremos continuar el recorrido junto al Nansa hasta la Central hidroeléctrica de Trascudia (accesible por carretera), situada a 3,5 km de la cueva del Rejo. O, para los más andarines, continuar hasta Cades, donde finaliza la senda, completando un recorrido total de 14 km.

Mapa de la senda fluvial del río Nansa

Nota: La capacidad psicomotriz de cada niño puede variar notablemente de uno a otro, por lo que hay que entender las edades propuestas en esta ruta como una referencia.

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